23 marzo 2018

El ciudadano español no es un ciudadano ecológico

El ciudadano español no es ecológico

Este sábado 24 de marzo se celebra ‘La Hora del Planeta’ un movimiento que pretende concienciar de la importancia de cuidar nuestro planeta. 

Esta campaña multitudinaria empezó en 2007, como un gesto simbólico de la lucha contra el cambio climático

 

La Hora del Planeta es el mayor movimiento a nivel mundial a favor del medio ambiente y es una oportunidad para que podamos aportar nuestro granito de arena en la lucha contra el cambio climático de una manera tan sencilla como es apagar la luz durante una hora. Puede parecer que con este gesto lavamos nuestras conciencias, pero creo que es un momento en el que se recapacita y se pone en valor lo importante que es proteger nuestro planeta. Por lo menos se piensa en ello durante un rato, que es mejor que nada.

 

¿Por qué hay que apagar la luz? Porque te importa que el cambio climático esté acabando con la biodiversidad, porque sufres que la escasez de agua sea cada vez más acuciante en algunas regiones, porque las lluvias torrenciales y los huracanes, de forma más frecuente, provocan miles de pérdidas materiales y hasta humanas.

 

La conciencia ciudadana y la educación ambiental, así como la formación e información en materia de medio ambiente, deben ser el presente para que en nuestro futuro más inmediato se elaboren políticas de gobierno y de gestión de los recursos naturales más sostenibles, y se generen hábitos de consumo responsables, pues actualmente estos aspectos no están presentes a la hora de tomar decisiones por parte de los dirigentes.

 

A nivel institucional, hay que ser valientes y coherentes en la toma de decisiones, no electoralistas ni oportunistas. Sacrificar las buenas relaciones con determinados lobbies por decisiones para el bien común de la población y de nuestro entorno. Es decir, no se puede incentivar el vehículo eléctrico o híbrido y seguir dando subvenciones al diésel. Igual que no se puede favorecer la agricultura intensiva de regadío en un país de secano, donde además se sigue extrayendo ilegalmente mucha agua de los acuíferos.

 

Hay que formar e informar porque la conciencia ambiental de los españoles es aún muy débil en este aspecto, tal y como indica un estudio realizado por el CIS en 2016. El compromiso de la sociedad con el medio ambiente puede parecer que cada vez es mayor por las recientes iniciativas que se están llevando a cabo: fomento de las renovables nuevamente, vehículos eléctricos, aumento del reciclaje de envases…pero, a nivel individual, la realidad es que el español no es todavía un ciudadano ecológico.

 

Para ser un ciudadano ecológico, definido como aquel en quien concurren no sólo el cumplimiento de las obligaciones legales ambientales, sino también un cierto número de virtudes morales y disposiciones prácticas hacia el entorno, podemos realizar acciones tanto a nivel público como privado. Entendiendo como público, por ejemplo, asistir a protestas en favor del medio ambiente, salir a calle, participar activamente en asociaciones ambientales o ecologistas, entre otros. Y a nivel privado, es decir, de puertas para adentro, reciclaje de nuestros residuos, un consumo eficiente y responsable de la luz, del gas y del agua, uso de transporte público siempre que se pueda, o hasta la compra de un vehículo híbrido o eléctrico.

 

Para cumplir con un modelo de vida sostenible habría que asegurar la existencia o mantenimiento de los presentes recursos naturales para las generaciones futuras. Para ello, hay que tender a un desarrollo económico basado en una economía circular, a un consumo responsable y no salvaje, que no haya obsolescencia programada de los productos que adquirimos. Reciclar es importante, pero más lo es reutilizar y más, reducir. Sobre todo, hay que ser conscientes de que nuestro actual modelo de vida, en el que no nos falta de nada, es un lujo que no nos podemos permitir por más tiempo. Hay que sacrificar algunos hábitos, costumbres y comodidades para que haya para todos porque los recursos son limitados y algunos, irrecuperables.

 

Bien es cierto que no es suficiente con una hora de apagón al año, y eso lo sabe todo el mundo. Efectivamente, la Hora del Planeta es un gesto, un símbolo, pero sirve para despertar conciencias, no para limpiarlas. Después, la mayoría de los ciudadanos continuarán con su vida cotidiana pero seguro que una minoría se toma esto más en serio y trata de ser un ciudadano más ecológico. Entonces, habrá valido la pena.

 

Irene Alonso,

Responsable de Tutorías de Medio Ambiente, Calidad y Desarrollo Sostenible en EUDE Business School 

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